Sunday, November 15, 2009

El canal de Panamá



En el mes de julio se produjo la adjudicación de las obras de ampliación del canal de Panamá y el ganador (a falta de cumplir con una serie de requisitos adicionales) fue un grupo liderado por Sacyr Vallehermoso. En sí la noticia es muy positiva para la compañía española, pero no es oro todo lo que reluce como veremos. Empezaré haciendo un breve resumen de la historia de esta importante obra de ingeniería.

El canal de Panamá se empezó a construir en 1904 tras lograr el país su independencia de Colombia el año anterior, cediendo la construcción y gestión del canal a USA hasta el 31 de diciembre de 1999. Fue inagurado el 15 de agosto de 1914 por el barco Ancón que fue el primero en recorrer sus 80 km. Un barco tarda entre 8 y 10 horas en recorrerlo, teniendo que subir y luego bajar un total de 26 metros hasta los lagos de Miraflores y Gatún, que es por donde cruzan el istmo. En la entrada atlántica, la subida se hace con tres cámaras de 33.53 m de ancho por 304.8 de largo (esclusas de Gatún).

El desarrollo de los barcos portacontenedores revolucionó el transporte marítimo tras la Segunda Guerra Mundial, obligando al Canal a adaptarse y modernizarse. Pero se han ido popularizando barcos con un tamaño superior al permitido por el canal, que se conocen como post-Panamax (se estima que pare el 2011 este tipo de barcos supondrán el 37% de los barcos de carga).

Algunos datos curiosos: el peaje más alto fue en 2008 un total de 317.142 dólares, el más bajo 36 centavos por cruzar Mr. Halliburton a nado, la media es de 54.000 dólares, el canal ahorra unos 12.600 km a un barco que viaje entre San Francisco y NY, el barco más grande tenía 229x32.6 m, el tránsito más rápido es de 2h41m, y en el año fiscal de 2008 pasaron 14.702 barcos.

Sacyr participa en un consorcio que ha resultado vencedor del concurso de ampliación del canal. Sus socios son una empresa de dragados belga, y dos constructoras de Italia y Panamá. La ampliación consiste en nuevos juegos de esclusas (dos complejos de tres niveles cada uno) de 427 m de largo, 55 de ancho y 18,3 de profundidad; la excavación de los cauces de acceso a las nuevas esclusas, y el ensanche (y profundización) de los cauces de navegación existentes. Esto significa poder aumentar un 40% la capacidad de tránsito de mercancías. Se estima que entraría en funcionamiento en 2015 tras una inversión de 5.200 millones de dólares, pero ya lleva retraso.

Al concurso de adjudicación de la obra se presentaron tres grupos que integraban empresas de diferentes países (en dos de los cuales participaban españolas, Sacyr por un lado y ACS, FCC con Acciona por otro). La autoridad del canal de Panamá (ACP) sacó el concurso con un tope de licitación de 3.481 millones de dólares. Sólo la oferta del grupo de Sacyr está por debajo, con 3.118 millones (3.221,6 millones según la web de SyV), frente a los 4.185 millones del grupo liderado por ACS, y 5.981 millones del grupo de empresas americanas y japonesas (Bechtel, Taisei, Mitsubishi Corporation). Incluso hay grupos que desestimaron su presentación al considerar el tipo de licitación excesivamente bajo. Imagino que tras la apertura de las ofertas económicas, donde los participantes conocen los precios de sus competidores, a algún directivo de SyV debió entrarle un sudor frío por todo el cuerpo. No sólo están por debajo del tope, sino que incluso ofrecieron una baja de alrededor del 10%, y sus dos competidores tienen un precio un 34% y 92% más alto.

En este tipo de obras es conocido que lo importante es entrar para poder gestionarlo y luego más tarde negociar con la propiedad o gestora un aumento de las partidas incluidas en el proyecto. Pero cuando se trata de una obra tan significativa y con esas diferencias abismales de precios la cosa se complica. Habría que preguntarse si el grupo SyV es casi el doble de "listo" que el grupo americano-japonés y un 34% más que el otro grupo también liderado por constructoras españolas. Está claro que este proyecto se puede atragantar, y con las dimensiones que posee tanto económicas como mediáticas puede tener consecuencias muy graves para los "felices ganadores".


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