Vista a los espectaculares jardines de Powerscout, muy cerca de Dublín Durante esta semana y la que viene cada equipo está desarrollando un proyecto para una empresa con gran potencial de crecimiento y en un área marcada por la innovación. Me ha tocado trabajar con una farmaceútica "jovencita" que ha venido desarrollando medicamentos genéricos para varias empresas americanas. Hasta ahora sólo ha cubierto las fases de investigación y entrará en producción en breve puesto que ya ha recibido la autorización de la agencia americana para el primero de los cinco productos en desarrollo.
Nuestro proyecto consiste en buscar, analizar y proponer nuevas áreas de negocio para la empresa. Empezamos considerando varias opciones muy generales para luego ir cerrando el objetivo. Éstas eran: colaborar con las grandes farmaceúticas en la investigación de nuevos medicamentos, intentar entrar en el mercado de genéricos europeo (muy fragmentado y con mayores costes) o especializarse en la conversión de inyectables a orales.
Tras analizar las tres opciones nos decantamos por la primera. Evidentemente se trata de algo excesivamente amplio, por lo que estuvimos viendo las diferentes áreas terapéuticas y hay una en la que todas las grandes están apostando: oncología. Alrededor del 40% de los más de 55.000 millones de euros que anualmente se gastan las farmaceúticas en I&D se dedica a buscar nuevos medicamentos para tratar el cáncer. La competencia ha aumentado mucho en los últimos años, por lo que el tiempo es un factor clave. Por ello, las grandes tratan de cubrir muchas moléculas a la vez (aumentando las probabilidades matemáticas de éxito), colaborando con empresas más pequeñas y universidades.
Ahora estamos seleccionando los tipos de cáncer en los que debería centrarse. Pero mejor explicaré antes un poco esta industria y lo que supone desarrollar un nuevo medicamento.
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